Noche, estás tornándote mas fría... Mi mente se congela por un momento. Pocas palabras se me vienen a la mente hoy. Pude ser que esté cruzando aquel umbral donde borramos, olvidamos, dejamos atrás hechos, acontecimientos, sucesos, personas. La mente, un disco duro, borramos lo que no nos sirve y dejamos lo que puede que nos sirva en otra oportunidad. Hoy puede que sea uno de esos días, en donde borre, pero ¿mañana? No es tan facil como parece ser, no es algo que se decida tan a la ligera. Una vez que borras de tu mente, no hay vuelta atrás. Comienzo a olvidar ciertas cosas que mantuve cautivas en mi mente, intenté mantenerlas presente en mí, en el cuerpo, alma, hemisferio derecho, corazón. Intento retenerlas, pero siento que se me escapan como arenaa entre los dedos. Atrás van quedando aromas, sabor, momentos en donde el sol sonreía nuevamente, donde el mundo ya no era en blanco y negro, imágenes, el aura angelical de tu rostro. No quiero, no puedo... me supera. Debo? No debo? Si borro esos recuerdos me arrepentiré, estoy seguro, muy seguro. Pero tal vez sea el momento. Te imagino... durmiendo dulcemente, tal como alguna vez tuve la suerte de verte con mis propios ojos, apreciarte, admirarte, respirar el mismo aire que yo, tan cerca tú de mí. Duele haberme decepcionado a mi mismo, más, duele haberte decepcionado de alguna manera. Quisiera borrar las últimas palabras que salieron de tí, desgarradoras, cortantes. Aquellas palabras que paralizaron mi cuerpo por completo, en donde el mundo se detuvo de mala manera, mi mundo, mientras se desmoronaba poco a poco. Nada pude hacer, momento inerte. Momento mudo, calmo, una estatua.
Debiera borrar los mil y un planes que se vieron frustrados, truncados por un destino amargo e injusto. Aun quedaban planes por concretar, besos por dar y recibir, abrazos cálidos, miradas que cruzar, suspiros por escuchar, risas por disfrutar. Faltó mucho de mi. Ahora, una vez mas, están en lo hondo, en lo profundo. Faltó algo de amor, piedad. Algo de Dios, algo de fe, tal vez...
Extrañar, esa condición inherente del ser humano, o sentimiento. Mas que nunca se vuelve una amiga de mi soledad. Extraño todo de ella, cosas buenas, malas, palabras, voz y gestos, sonrisas, miradas, aquello que te llena de una manera que nadie mas puede hacerlo. Extraño su presencia, el solo hecho de tenerla cerca mío. Extraño... ya no quedan palabras... por hoy.
abril 17, 2009
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