(Lunes, 16. 23.45)
Cuando un sentimiento se hace profundo, el pensar se torna inevitable y el olvidar imposible, entonces por fin logras darte cuenta de lo mucho que aquella persona ha tocado en tu corazón. Es cierto, el mundo dice que nada es para siempre, pero ¿alguna vez pensaste que algo duraría tan poco? No. No estabas preparado para ese entonces. No estabas preparado para todo lo que se avecinaría. No estabas preparado para un impacto tan profundo[...]
Amor... es... algo efímero que intentamos hacer que perdure en el tiempo, perenne, sempiterno.
Amor... es... aceptar a aquella persona, con sus defectos y virtudes, sin importar nada mas, sin importar las consecuencias.
Amor... es... algo que te mantiene vivo, aunque por fuera estés muriendo.
Amar... es... algo que con poca frecuencia he demostrado a través de los días, algo que con poca frecuencia he hecho en mi vida, pero de la única vez que lo hice, jamás creí sentirme tan vivo. Si tanto amamos, si realmente amamos a aquella persona que nos hace sentir tan bien, ¿Debemo dejar ir a esa persona, aunque nos duela hasta el alma? Si amar es aceptar, ¿debemos aceptar tal dilema como ese? Cuesta aceptar tal acto, dejar ir a esa persona que te hizo sentir tan especial, cuesta unn vida misma. Cuesta aceptar que hay que dejar ir a alguien, cuesta dejarla ir. Crees haber hecho lo correcto, haber hecho todo lo que estaba a tu alcanze, crees haber hecho hasta lo imposible, tal vez no. Aunque desearías escuchar de sus labios que estoy equivocado. Anhelas escuchar una vez mas su voz antes de marcharte de su vida, para siempre, o por un tiempo, un buen tiempo, quién sabe cuánto. Anhelaste tanto ser aquel que tanto soñaste y que ahora esos sueños ya no serán mas. Anhelaste haber sido ese apoyo en sus momentos más difíciles, en sus días mas grises. Anhelo haber sido ese consuelo que tanto necesitaste. La anhelaste, la soñaste, y ahora, con ese dolor que clava como espina, con ese dolor de cada milímetro de tu corazón, debes dejarla ir. Si, es hora de comprender al destino, o esa inexplicable Voluntad de Dios. Es hora de comprender lo incomprendible que es el amor. Recordar con alegría aquellos momentos vividos, y con tristeza aquellos que nunca vinieron, que no se asomarón y que no podrán, que nunca se lograron vivir. Recordar con alegría cada melodía entonada y con melancolía las que nunca brotaron de vuestras voces. Es hora, de agotar las palabras. Es hora de agotar los gestos. Agotar los pensamientos. Es hora, de agotar las esperanzas que estuvieron y que nunca dieron su fruto. Es hora... de agotar... el amor.
marzo 19, 2009
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