00.15
En su pieza sin luz, yacía acostado en su cama. Numerosos intentos por conciliar el sueño parecían ser en vano.Miraba hacia el techo, sin ver nada. Simplemente, imaginaba que era lo que había ahí: la nada. Su aparente razón de faltade sueño parecía evidente. Mientras miraba fijamente el techo, recordó su último sueño, con angustia. Deseaba a ratos que hubiese sido de verdad. Deseaba estar en ese momento en aquel sueño. Imposible. Sun inconciente la recordaba una y otra vez.Su mente impedía olvidarla, él tampoco quería. Reaccionó, y salió de la cama por un momento, caminó en dirección a su amplio ventanal y abrió ambas cortinas verdes. Disfrutaba apoyarse en las barandas y ver los autos pasar a esa hora, así como también el viento que golpeaba en su rostro. Dirigió su mirada en dirección a la Medialuna, cuyo resplandor lo asemejaba a los ojos de ella. Mirada penetrante, momentos mágicos, sensación de paz. Una vez que agotó la fortaleza de sus piernas para seguir en pie, cerró un poco la ventana y fue de nuevo a su lecho de soledad. Esta vez, su mirada descansaba en dirección a la almohada, su confidente. Pensaba, pensaba, pensaba. Qué hacer? Cómo? Cuando? Era eso posible? Su mente parecía estar en cada instante mas confundida. Nada estaba claro, excepto la imagen que conservaba de ella al sonreir, angelical. Lo único que pareciese estar de manera nítida. Y era lo único que prefería conservar, no necesitaba más, pues en ella lo había encontrado todo. Le faltaba amenizar esos momentos de pensamientos. Notó que su computador permanecía prendido, había olvidado apagarlo, por suerte. Buscó en Winamp y programó una serie de canciones acordes al momento: Damien Rice. Se acostó nuevamente. Extrañaba la manera en que su corazón latía al estar junto a ella, extrañaba suspirar de una manera sumamente profunda, extrañaba su aroma, caricias y besos. Extrañaba momentos, aquellos momentos en donde la perfección era posible. Extrañaba extrañar. Delicate sonaba en ese momento. La cantaba para sí mismo, y también como si fuese para ella. Todo le recordaba a ella, canciones, gestos, imágenes, un dibujo, insólitamente hasta una estación de metro. Inquieto, salió nuevamente de su cama. Esta vez, fue en dirección a una especie de altar que permanecía en su mueble. Arrodillado, imaginó mirar la figura de Jesús. Pedirle a Dios en ese momento, para él, era mucho. No se sentía en condiciones de hacerlo, moría de ganas, pero no lo hacía. Tal vez por criterio o sentido común. Habrá estado un par de minutos, se puso de pie nuevamente. Y se dirigió nuevamente hacia la ventana. Su mente permanecía tan inquieta como su fatigado cuerpo. Una vez más miró a la Luna, silenciosamente le dijo un par de palabras y se acostó. Le rezó a Dios y una vez terminada la oración cerró sus ojos, con la esperanza de verla una vez mas en sueños, el único lugar donde tal vez podría tenerla cerca, y sentirla de nuevo.
En su pieza sin luz, yacía acostado en su cama. Numerosos intentos por conciliar el sueño parecían ser en vano.Miraba hacia el techo, sin ver nada. Simplemente, imaginaba que era lo que había ahí: la nada. Su aparente razón de faltade sueño parecía evidente. Mientras miraba fijamente el techo, recordó su último sueño, con angustia. Deseaba a ratos que hubiese sido de verdad. Deseaba estar en ese momento en aquel sueño. Imposible. Sun inconciente la recordaba una y otra vez.Su mente impedía olvidarla, él tampoco quería. Reaccionó, y salió de la cama por un momento, caminó en dirección a su amplio ventanal y abrió ambas cortinas verdes. Disfrutaba apoyarse en las barandas y ver los autos pasar a esa hora, así como también el viento que golpeaba en su rostro. Dirigió su mirada en dirección a la Medialuna, cuyo resplandor lo asemejaba a los ojos de ella. Mirada penetrante, momentos mágicos, sensación de paz. Una vez que agotó la fortaleza de sus piernas para seguir en pie, cerró un poco la ventana y fue de nuevo a su lecho de soledad. Esta vez, su mirada descansaba en dirección a la almohada, su confidente. Pensaba, pensaba, pensaba. Qué hacer? Cómo? Cuando? Era eso posible? Su mente parecía estar en cada instante mas confundida. Nada estaba claro, excepto la imagen que conservaba de ella al sonreir, angelical. Lo único que pareciese estar de manera nítida. Y era lo único que prefería conservar, no necesitaba más, pues en ella lo había encontrado todo. Le faltaba amenizar esos momentos de pensamientos. Notó que su computador permanecía prendido, había olvidado apagarlo, por suerte. Buscó en Winamp y programó una serie de canciones acordes al momento: Damien Rice. Se acostó nuevamente. Extrañaba la manera en que su corazón latía al estar junto a ella, extrañaba suspirar de una manera sumamente profunda, extrañaba su aroma, caricias y besos. Extrañaba momentos, aquellos momentos en donde la perfección era posible. Extrañaba extrañar. Delicate sonaba en ese momento. La cantaba para sí mismo, y también como si fuese para ella. Todo le recordaba a ella, canciones, gestos, imágenes, un dibujo, insólitamente hasta una estación de metro. Inquieto, salió nuevamente de su cama. Esta vez, fue en dirección a una especie de altar que permanecía en su mueble. Arrodillado, imaginó mirar la figura de Jesús. Pedirle a Dios en ese momento, para él, era mucho. No se sentía en condiciones de hacerlo, moría de ganas, pero no lo hacía. Tal vez por criterio o sentido común. Habrá estado un par de minutos, se puso de pie nuevamente. Y se dirigió nuevamente hacia la ventana. Su mente permanecía tan inquieta como su fatigado cuerpo. Una vez más miró a la Luna, silenciosamente le dijo un par de palabras y se acostó. Le rezó a Dios y una vez terminada la oración cerró sus ojos, con la esperanza de verla una vez mas en sueños, el único lugar donde tal vez podría tenerla cerca, y sentirla de nuevo.
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